sábado, 6 de diciembre de 2014

Las primeras palabras

Una investigación del Bryn Mawr College ubicado en la ciudad de Pennsylvania (EE.UU.) revela que todos los niños de dos años deben conocer y utilizar como mínimo las siguientes palabras en sus respectivos idiomas:  "mamá", "papá", "bebé", "hola", "chao", "leche", "sí", "no", "perro", "gato", "nariz", "ojo", "auto", "caliente", "gracias", "zapato", "libro", "pelota", "jugo", "más", "plátano", "galleta", "baño", "sombrero" y "terminé". Según los expertos, lo óptimo es que con 24 meses de edad se sepan y se conozcan aproximadamente 300 palabras y a los 30 meses tener un bagaje de 600 palabras.


Otra investigación llevada a cabo por la Universidad de Washington, en EEUU, en niños de siete y once meses de edad, plantea que el cerebro de un bebé comienza a establecer las bases de formación de palabras mucho antes de que empieza a hablar. Así pues, los bebé pueden distinguir las diferencias entre los sonidos de todas las lenguas a los ocho meses de edad, cuando sus cerebros empiezan a centrarse en los sonidos que escuchan.

Esta investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Science, muestra que los sonidos del habla estimulan las areas del cerebro que coordinan y planifican los movimientos motores del habla. "La mayoría de los bebés balbucean a los siete meses pero no pronuncian sus primeras palabras hasta después de su primer cumpleaños", afirma Patricia Kuhl, codirectora del Instituto de Ciencias del Aprendizaje y el Cerebro de la Universidad de Washington.


Kuhl y su equipo de investigación creen que esta práctica en la planificación motora contribuye a la transición, un proceso durante el cual los bebés se vuelven más sensibles a su lengua materna. Los resultados destacan la importancia de hablar con los niños durante las interacciones sociales, aunque ellos no hablen.

Durante esta investigación se realizó un experimento: se puso a los bebés en un escáner cerebral que mide la actividad cerebral a través de una técnica no invasiva llamada magnetoencefalografía (MEG). Los bebés, entre cinco y doce meses de edad, escucharon una serie de sílabas de lenguas nativas y extranjeras (inglés y español) y los investigadores registraron sus respuestas cerebrales. Gracias a este experimento se pudo observar actividad cerebral en el  giro temporal superior (un área auditiva del cerebro), así como en el área de Broca y el cerebelo, regiones corticales responsables de la planificación de los movimientos motores necesarios para la producción del habla. Este patrón de activación cerebral producido por los sonidos de la lengua materna a los siete meses de edad (inglés), así como en una lengua no nativa (español), demuestra que a esta edad, los bebés responden a todos los sonidos del habla.

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